Desde hace varios años las Organizaciones de la Sociedad Civil y la Academia en Humanidades y Ciencias Sociales, han intentado dialogar sobre las violencias y las exclusiones que obstaculizan el reconocimiento y el disfrute de los Derechos Humanos, señalados como Derechos Fundamentales en nuestro marco jurídico. Y han dialogado también, acerca de las estrategias para activar una ciudadanización de la población, o una ciudadanía plena, como la han nombrado quienes defienden un marco liberal de derechos. Los vocabularios tanto de las Organizaciones de la Sociedad Civil como de la Academia, lejos de facilitar el intercambio, llegaron a obscurecer sus esperanzas compartidas de transformación y de cambio profundo. Tras muchos debates infructuosos, donde cada parte quería imponer sus virtudes críticas, un grupo interdisciplinario coordinado por la filósofa Ana María Martínez de la Escalera, desde hace más de diez años, se dio a la tarea de recoger las diferencias, analizar sus campos de aplicación y sus efectos semánticos y políticos, con el propósito de organizar una experiencia de fundación inédita de un vocabulario para el debate social y político, en el cual las y los interlocutores pudieran hacer uso diferencialmente del discurso mediado. Este vocabulario, contenido en el libro que hoy presentamos, no pretende ser definitivo, sino una apuesta por el futuro del diálogo.
Agradezco la oportunidad de ser parte de una comunidad de debate interdisciplinaria, guiada con generosidad por las Dras. Ana María Martínez de la Escalera y Erika Lindig Cisneros, que da lugar en cada sesión de intercambio, a la creación de conocimiento colectivo, en donde no se producen ni jerarquías, ni asimetrías entre quienes participamos, ni entre las disciplinas y saberes allí representados. Nuestra comunidad de debate, instalada en la Facultad de Filosofía y Letras; Y antes en el Programa Universitario de Estudios de Género, cumple con el deber social, tanto incondicional como crítico, de la Universidad Nacional Autónoma de México, al centrar su quehacer en la eficacia ético-política de los discursos que versan sobre la alteridad y que dan cuenta de las formas o procedimientos de exclusión, tanto sociopolíticos como teórico-institucionales, cumple también con esa responsabilidad social, de una universidad autónoma y pública, al llevar a cabo investigación histórico genealógica y problematizar fenómenos que aquejan a la sociedad en su conjunto, y además, producir, con celo transacadémico y con igual vocación social y cito una frase de la introducción del libro escrita por la Dra. Martínez de la Escalera “…un vocabulario que simpatiza con el futuro, que se rebela contra las afecciones dominadas, la asignación y división de las funciones y trabajos, el cliché y el estereotipo, las preguntas y las respuestas estandarizadas”.
Lourdes Enríquez