Presentación del libro “Feminicidio: actas de denuncia y controversia”

Texto presentación libro Feminicidio: actas de denuncia y controversia, Ana María Martínez de la Escalera

Presentación del libro Feminicidio: actas de denuncia y controversia. Participaron Ana María Martínez de la Escalera, FFyL/PUEG-UNAM y José Francisco Barrón Tovar, PUEG-UNAM, como presentadores y María de la Luz Estrada, Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio/CDD, como moderadora y comentadora. Tal presentación fue realizada el 10 de marzo de 2011 en el Programa universitario de estudios de género, PUEG; dentro del foro Feminicidio y acceso de las mujeres a la justicia y en el marco del Día Internacional de la Mujer.

Nota de la Gaceta UNAM 14 de marzo de 2011
Gracias al Programa universitario de estudios de género por facilitarnos el video y el texto.

Sesión del seminario 130411 Foucault

En relación con el texto de 1985 de Michel Foucault, “La vida: la experiencia y la ciencia”, he sostenido que se trata –en relación con una genealogía del concepto de vida tal como Georges Canguilhem lo ha elaborado respecto de la filosofía de la ciencia francesa y de las ciencias de la vida– de producir un concepto de de vida inmanente a las prácticas de lo político.

Cuando en su texto La condición humana Hannah Arendt trabaja el concepto de vida, tal se halla puesta en relación con una genealogía de prácticas –labor, trabajo y acción– y siempre señalando la dicotomía griega zoe/bios. La “vida digna de ser vivida”, vida consagrada a la acción, ha desaparecido o quedado reducida, en la época moderna, a la pura reproducción biológica, a las necesidades y al criterio del placer o del dolor individual. Arendt le llama a eso: “concentración de la vida del cuerpo”, “pérdida de la experiencia humana” o “desnuda necesidad de mantenerse vivo” –con todas las referencias a los campos de exterminio nazi y sus técnicas de deshumanización, pero también a las técnicas de alienación del mundo. Así, el concepto de vida queda ambiguo entre la práctica política y el empobrecimiento práctico.

Por su parte Foucault entrelaza en el concepto de vida varias palabras que hacen un entramado muy útil. El azar para señalar perturbación e invención, el error que señala la posibilidad de valorar formas diferentes de regímenes de verdad, el concepto como respuesta al azar, lo vivo –y no la vida general– para señalar la especificidad. Así, lo que Foucault hace es un experimento conceptual para producir “otro modo de aproximarse a la noción de vida” –a diferencia del que produce la escuela de Frankfurt o el de la hermenéutica. Ello en relación con la valoración de Foucault de “tomar como punto de partida a las formas de resistencia contra las diferentes formas de poder”; es decir, “la oposición del poder del hombre sobre la mujer, la de los padres sobre los niños, la de la psiquiatría sobre la enfermedad mental, la de la medicina sobre la población, la de la administración sobre la forma de vivir de la gente.” Que son “luchas [que] giran en torno a la pregunta: “¿Quiénes somos nosotros?”. (Cf “El sujeto y el poder”)

De ello que tal concepto pueda sernos de utilidad al poner en cuestión el concepto de vida que celosamente se halla subtendiendo los derechos humanos. Se me ocurre que las estrategias que permite que pongamos en operación podrían ser las siguientes, sin agotarlas:

  • Deshacernos de referencias al individuo moderno –Foucault señala “la temporalidad de la especie”;
  • deshacernos de referencias a regímenes de verdad que establezcan lo normal como determinante de las prácticas; y
  • deshacernos de la referencia a una vida universal y abstracta, empobrecida.