Las lecturas que se trabajaron durante la reunión fueron las de Walter Mignolo “La colonialidad: la cara oculta de la modernidad” y Anibal Quijano “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina” y se hizo alusión a algunas categorías que los textos manejaban. La noción de modernidad fue retomaba desde varios aspectos, como el proyecto generador de la categoría de “sujeto”, también como un proyecto en que las artes buscaron una nueva episteme distanciada de la edad media. También se trabajó sobre la colonización que contrajo la modernidad, y cómo es que esta da origen al racismo para justificar la dominación por parte de “los racionales”. La humanidad racionalizada racionalizó el mundo, todo lo vivo –incluso algunos hombres- se volvieron recursos de esta instrumentación y hay así un dominio de la naturaleza. Con esto, la vida humana se vuelve prescindible y una mercancía, todo permeado por la modernidad y el capitalismo.
Se hizo una lectura histórica diferente, que comenzó con el Renacimiento (1500), pasó por 1750 cuando “el corazón de europa” eran el centro del mundo y termina con la faceta norteamericana, en 1945. En el año 2000 hay un cambio de era.
Se analizaron también las nociones de estado, pueblo y nación, dando énfasis en la de pueblo, y se concluyó de primer momento que esta noción implica una unidad de lenguas y una historia, y que no está necesariamente sujeta a un territorio geográfico, como sí lo estaría la nación.
Por último, se revisó lo mesiánico y el mesías, que funcionan como figuras de un “momento que cambia absolutamente el todo”, un acontecer que va acompañado de un cambio necesario y radical, que sin embargo no se está esperando. Para esto, pensamos en autores como Walter Benjamin y religiones como la judía.
Minuta de Balfer Alberto Navarrete