Cartel del seminario para el Segundo Coloquio sobre investigación en la Facultad de Filosofía y Letras

poster-finalDurante el Segundo Coloquio sobre investigación en la Facultad de Filosofía y Letras se presentó el cartel del seminario. El cartel presenta varios de los conceptos que aparecen en el libro Alteridad y exclusiones. Vocabulario para el debate social y político. Y como motivo central presenta la confrontación entre los saberes de la academia y los de la gente.

Para verlo en un formato mayor, acá.

Presentación de cartel del seminario

El día de mañana martes 4 de junio y el miércoles 5 de junio Ana Ma. de las Mercedes Martínez de la Escalera Lorenzo y Erika Rebeca Lindig Cisneros presentarán el cartel del seminario en el Segundo Coloquio sobre investigación en la Facultad de Filosofía y Letras.
La presentación se llevará a cabo en el Ágora de la Facultad, con horarios de 16:00 a 20:00 hrs. y de 10:00 a 20:00 hrs.

Actualidad de la retórica

Esta es una parte del texto que se leyó durante el Encuentro III Jornadas Mexicanas de Retórica “La actualidad de la retórica”, los días 17, 18 y 19 de abril de 2013.

Ana María Martínez de la Escalera
 

El último decenio del pasado siglo enmarcó la travesía por ámbitos insospechados del discurso y la modalidad de lectura de la Deconstrucción derridiana; despliegue de su deseo de proposición ─epistemológico y político─ y de la urgencia de puesta en cuestión  de cualquier  actividad controladora del sentido, que  la caracteriza. La operación diferencial deconstructiva[1]corrió entonces, libre y sin condición, por todo el dominio de las Humanidades y de las Artes. Semejante a una riada tal despliegue arrastró, fuera del ámbito de sus nacimientos diversos, presupuestos, héroes culturales y civilizatorios catacréticos, libros y objetos de los saberes del Hombre incuestionados, junto con modalidades naturalizadas de argumentación; pero por encima de todo, visibilizó e hizo accesible al análisis un mundo de vocabularios hegemónicos[2]para uso de las élites y para la eternización de la dominación intelectual y discursiva de las mayorías. Los operadores de dominación y exclusión quedaron expuestos como cuando las aguas de aluvión se retiran y permiten ver en los desechos no las viejas ideas, hoy vueltas inútiles por el progreso del entendimiento, sino lo que enseñado como universal y necesario sólo es el alimento del poder.
Hoy como entonces, a la deconstrucción se le pronostica un desafortunado destino ─entre debilitamiento y muerte─ del cual el hiperbólico despliegue es a la vez un testimonio y una causa, ya fuera por conducir a la hipertrofia, dispersión, ambigüedad, descentramiento, desconcentración conceptual, pérdida de rigor teórico, cabe decir usos y abusos diversos. Este pronóstico negativo no fue una sorpresa para Jacques Derrida quien, por el contrario, ya habíase decidido a tematizarlo. Efectivamente, en La Diseminación (fr. 1971; esp. 1975) primero y en Envois (Envío) después, dejó muy en claro que el uso de conceptos o argumentos fuera de fronteras teóricas definidas ─homogéneas y centradas, disciplinares y académicas─ o más allá de límites regulatorios[3]─diseminación, por cierto, indeterminable y sin origen[4]asignable─, no debe acreditarse a una degeneración o a una pérdida de rigor, de sentido y propósito, sino al mismo devenir contingente, al ritmo y velocidad de sus apropiaciones y expropiaciones, activaciones, y demás desplazamientos  y reconfiguraciones de sentido; vale decir a la irreductible vida material de las palabras, de los discursos y de sus hablantes. Pues, aun si fuese posible rastrear a posteriori los caminos tomados por las categorías y los conceptos, asentándolos luego en un definido y detallado mapa, sólo será a través del análisis de las modalidades de su apropiación social e histórica que se podrá revelar, contra las operaciones de dominio sobre el discurso,  su poder de invención[5]y su fuerza contra-hegemónica; ambas características de la diseminación.
Consideremos ahora lo siguiente: a la retórica como a la deconstrucción, la acusación de pérdida rigurosa de pertinencia y de apertura de sus límites de posibilidad (límites académicos, controles epistemológicos) tampoco  la toman desprevenida. Desde hace mucho tiempo la actividad meta-retórica[6]ha venido pensando sobre:
  1. el devenir libertario de la práctica retórica y de sus operaciones de sentido y de poder (¿operaciones constitutivas u operaciones productivas?[7]), pensamiento contra la insistencia metafísica e historicista acerca de un origen único y propio del sentido y la referencia fuera del cual todo lo demás sería un abuso;
  2. sobre los usos diferenciales del discurso;
  3. sobre la muerte y la resurrección semántica y pragmática de las palabras;
  4. sobre una ética y una política del discurso.
En suma: reflexionando sobre la fuerza espectral del discurso[8]la cual es capaz de producir efectos de sentido y de subjetividad, en el cuerpo[9]y los afectos a través de la circulación e intercambio del discurso, pese a encontrarse este último ya sea prohibido por las instituciones de dominio, paralizado, o acusado de anacronismo y de carencia de vigencia y pertinencia teórica. Y, quizás, pensando allí donde el trabajo espectral es todavía más capaz: en la apropiación de lo que le han arrebatado.
La diseminación de la retórica a través de usos diversificados o actividades diferenciales[10]de sus figuras, tropos, operaciones o modelos ha sido denunciada por una celosa academia en humanidades y artes asustada ante la pérdida de control sobre la producción hegemónica del sentido y de la verdad. El miedo aquí expuesto es solidario del prejuicio y del supuesto acrítico y predeconstructivo, todos los cuales imponen el dogma de la solidez centrada e indivisible de las escuelas y las disciplinas, y la consagración de una relación devota con el origen disciplinar el cual se hace funcionar para asegurar un sólo centro de autoridad y fuente de la verdad. Este origen que confunde los comienzos (cualquier comienzo) con la finalidad revelada a posteriori, suele legitimarse como fundamento ontológico, como sentido primero y principal atrapado, como el mosquito en el ámbar prehistórico, a quien sólo un experto puede volver a la vida. Por cierto, el control absoluto sobre la vida significante es un imposible y no porque no se pueda dar la vida o sea reactivar la fuerza del sentido o del saber, sino porque únicamente hay ─o habrían habido, según dice Derrida─ comienzos sin origen [11]único y absoluto asignable si no es mediante el ejercicio continuado de la fuerza y la imposición.
Ahora bien, la dispersión no es un mal ─sólo un mal de archivo (Derrida), un exceso y una impredecible proliferación del sentido engarzados en cualquier mismidad─.
Así las cosas el despliegue experimentado por la deconstrucción responde a otra lógica y a otro decurso de la historia del discurso: la generación reciente de artistas y de otros devotos de la inteligencia ha preferido no heredar si ello supone la continuación de una tradición de pensamiento incuestionada en sus afirmaciones y en las formas de subjetividad que ha hecho posibles. Es una generación en resistencia que desea poner en cuestión los supuestos y aceptar el legado sólo de aquello que ha sido «puesto a prueba» mediante el examen de supuestos y efectos sociales. Y este afán de examen ha reactivado al trabajo de la deconstrucción tanto como a refuncionalizado y resignificado la actividad retórica[12]. Ambas parecen vivir esa sobrevida de la actividad diferencial que acredita a los mejores saberes de la gente[13]entre nosotros. Saberes como lo sería el marxismo en ciertos momentos más allá de coyunturas políticas y académicas, y como lo fue la retórica de los humanistas del siglo XV  en lucha contra la reducción escolástica sufrida durante tantos siglos, o bien como hoy lo es la meta-retórica emancipada de la reducción semiotizante, la cual ha introducido mediante  operaciones y operadores de sentido lingüísticos programas de dominación del discurso mediante formas de institucionalización y de sus efectos de subjetivación.
No sé si ello sea razón suficiente para, una vez asumidas las afinidades electivas entre retórica y deconstrucción, cruzar sus procedimientos e iniciar una conversación con expectativas de porvenir; como quiera que sea yo (debo reconocerlo) lo deseo. En manos del examen deconstructivo, la retórica se ha tornado un saber de la gente (saber democrático-político a diferencia del arte privilegiado y del arte del privilegio de los pasados siglos) y la deconstrucción, tras el examen metarretórico y crítico, deviene el acicate persistente del llamado a la justicia que nos llega desde los saberes dominados, de la tradición de los oprimidos (ética y política de la interpretación). En efecto, el saber retórico ofrece, junto con el uso reinventado (Vico) de conceptos y categorías, otra modalidad de subjetivación de los individuos y grupos y de de-sujetamiento de las formas de dominación del pensamiento y de las relaciones de poder que constituyen experiencias y subjetividades.

[1]Operación de lectura, de interrogación, de historización y de diseminación diferencial.
[2]Vocabularios de las instituciones y de los poderes.
[3]Límites epistemológicos y académicos fuera de los cuales dejaría de ser, ese saber específico, practicable.
[4]Origen como unidad de un comienzo y una finalidad o función predeterminada.
[5]Fuerza de invención de nuevos campos de temas, de problemas, nuevos saberes incluso y su fuerza contra-hegemónica, o sea su poder de producir estrategias semánticas en resistencia.
[6]Metarretórica o crítica de la retórica, esto es una retórica de la retórica.
[7] La decisión a favor de la constitución o de la producción corresponde precisamente a la meta-retórica.
[8]Que no es sino un trabajo de la diferencia y la variación, la pluralidad y la repetición que sin embargo augura lo distinto, es decir el poder de dejar algo en el mundo que no estaba allí antes..
[9]Cuerpo individual o colectivo.
[10]Actividades donde tiene lugar la variación y el cambio.
[11]Origen del sentido que puede poseer estatus semántico o filológico o pragmático o epistemológico u ontológico.
[12]Para ambas operaciones consultar Friedrich Nietzsche, Genealogía de la moral, Madrid, Alianza, 1983, p.88 y Judith Butler, “Fundamentos contingentes: el Feminismo y la cuestión del Posmodernismo”, en revista La Ventana, núm. 13, vol. II, julio 2001, Universidad de Guadalajara-Centro de Estudios de género, pp. 7-41.
[13]Saberes como el marxismo en ciertos momentos y la retórica de los humanistas  en lucha contra la reducción escolástica sufrida durante tantos siglos, y la neorretórica en contra de la reducción semiotizante donde las operaciones y los operadores de sentido están programados para la dominación mediante la institucionalización y sus efectos subjetivantes.

Alteridad y exclusiones. Vocabulario para el debate social y político (próxima publicación)

Los miembros del seminario “Alteridad y exclusiones” anunciamos la próxima salida del texto Alteridad y exclusiones. Vocabulario para el debate social y político. Fruto de años de discusión e investigación, pronto aparecerá y les informaremos dónde pueden adquirirlo o las fechas de presentación.

Racismo: un estudio de su genealogía moderna, Ana María Martínez de la Escalera

Como parte de las actividades recientes del seminario, hemos trabajado en la cuestión del racismo. Acá pueden ver un poco de la perspectiva con la que tratamos el concepto.

Racismo: un estudio de su genealogía moderna from Alteridad y Exclusiones on Vimeo.